Nuestra historia con las cookies

Desván Bakery no nació con un plan de negocio. Nació con una pasión, una visión muy clara y muchas ganas de luchar.

Soy Lucía, nací en un pequeño pueblo de Eslovaquia, en una casa donde cocinar era parte de la vida diaria. En mi casa tenemos nuestro propio huerto, y desde pequeña aprendí a valorar lo natural, lo hecho a mano, y el cuidado por los detalles. Cocinar siempre ha sido algo habitual para mí, pero la repostería… eso es otra historia. Es mi refugio, mi pasión, mi hobby desde siempre.

Mi deseo de aprender otro idioma me trajo a España. Lo que iba a ser algo temporal, se convirtió en mi casa. Han pasado 11 años, y en ese tiempo me enamoré no solo del país, sino también de la idea de crear algo propio.

Llevo más de 20 años en el sector de la hostelería. Estudié hostelería y en 2017 abrí mi primer restaurante en Barcelona. Pero el camino no ha sido fácil. Emprender en un país nuevo, sin red de apoyo, con pocos recursos y muchos miedos, exige más que ilusión: exige obsesionarse con la visión. Muchas veces pensé que no lo lograría. Lloré, me caí, me levanté. Pero lo tenía claro: tenía que luchar por esto.

Entonces llegó el COVID, y como a muchos, me tocó cerrar temporalmente el restaurante. Los gastos seguían ahí, así que empecé a hacer pasteles por encargo desde casa. Lo que parecía una solución temporal se convirtió en una locura de pedidos. Sin planearlo, nació Desván Bakery.

Abrí la primera tienda en medio de la incertidumbre, y en menos de un año abrí la segunda. Gracias al crecimiento constante, llegaron las primeras propuestas de franquicia.
Hoy contamos con cinco franquicias activas, un equipo humano increíble, y una comunidad que valora lo artesanal, lo real y lo hecho con cariño.

Desván Bakery nació de una pasión sincera, no de una estrategia. Siempre hemos apostado por la calidad del producto, sin atajos, sin prisas, sin artificios. Hacemos todo desde cero, con recetas propias, ingredientes reales y mucho amor.

Empecé sola, con una bandeja de horno, una ilusión y muchas dudas.
Hoy me siento afortunada de contar con un equipo comprometido, talentoso y lleno de corazón. Sin ellos, nada de esto sería posible.

Esto empezó como un hobby.
Hoy es un proyecto que no deja de crecer.
Pero la esencia sigue intacta: pastelería hecha con alma, para gente que valora lo auténtico.